Esfuerzo en conjunto
Un fragmento muy conocido de la historia mundial, es el 6 de junio de 1944, generalmente conocido como el Día D.
Fue el inicio de la invasión a las costas de Normandía por parte de los aliados. Cinco cabeceras de playa debían se tomadas, dos de ellas por parte de los estadounidenses, dos por parte de los británicos y una por parte de los canadienses. Está misión tendría éxito si la planificación anterior y la puesta en escena se hacían de manera conjunta. Y si cada uno de los participantes cumplía con su parte en este desembarco. Un error o un fracaso, en este punto, hubiesen retrasado, o quizás echado por tierra, la posibilidad de inclinar la balanza en favor de los aliados, en la segunda guerra mundial.
En la vida cotidiana de nosotros los cristianos, muchas veces nos encontramos frente a días culmines. A días de decisiones importantes. Donde nuestra fe y determinación serán puestas a prueba.
Escuchaba a un amigo, decir los otros días, Cristo es el fundamento, pero quienes edificamos somos nosotros. No edifica Cristo, él es el fundamento, la obra y los materiales los definimos nosotros.
A medida que avanzamos en este camino al lado del Señor, nos damos cuenta que cada desicion, cada respuesta que damos, cada tarea que realizamos, cada abordaje de distintas situaciones y problemáticas, tiene suma importancia a la hora de obtener un resultado satisfactorio. Y como sucedió en la invasión a Normandía, también dependemos de otros para llevarla a cabo, y de la misma manera su éxito determina o mínimamente condiciona el éxito nuestro.
Entonces, adónde quiero ir?
Bueno, déjame decirte que trabajamos en cuerpo, cuando miro solo hacia mí mismo, me estoy engañando, cuando la mirada se posiciona solamente en mí, empiezo un boicot contra el cuerpo. Muchas veces nos han enseñado, que debemos poner en orden nuestra vida, y es verdad, pero, eso es sólo una parte, lamentablemente nos hemos quedado solo en eso. Una vez que ya ordene todo en mi, empiezo a relajarme, considero que todo está realizado, pero este es solo el comienzo de mi tarea en Cristo.
Por otro lado, el concepto equivocado de cuerpo, puede acarrear problemas de la misma manera. Creer que todos tienen que esforzarse por ayudarme mientras la pasividad e inactividad es una dinámica en mi vida, dará como resultado problemas mayores. Un cuerpo sano, trabaja como una sola estructura, no "arrastra" partes del cuerpo que no quieren moverse.
Te repito somos cuerpo. No puedo, no ser parte. No puedo, no sentirme afectado por lo que pasa a mi alrededor, necesito estar bien, pero también necesito que vos estés bien. Que tu convicción y mi convicción, estén fundamentadas en Cristo, en fin, tener una misma visión.
El apóstol Pedro decía estas palabras:
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
1 Pedro 3:8-12
Cada cosa que hago, edifica al cuerpo? Cada tarea, palabra, diálogo o pensamiento, lo edifica? Si tú respuesta sincera en alguno de estos casos, es no, entonces en el momento de ser probada, será, infructuosa. Pero peor aun, afecta a quienes estan a tu alrededor, es decir, al Cuerpo de Cristo, que no son más, que tu casa, amigos, hermanos y compañeros.
Edifiquemos de manera correcta, con materiales correctos.
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
1 Corintios 3:11-15
Fue el inicio de la invasión a las costas de Normandía por parte de los aliados. Cinco cabeceras de playa debían se tomadas, dos de ellas por parte de los estadounidenses, dos por parte de los británicos y una por parte de los canadienses. Está misión tendría éxito si la planificación anterior y la puesta en escena se hacían de manera conjunta. Y si cada uno de los participantes cumplía con su parte en este desembarco. Un error o un fracaso, en este punto, hubiesen retrasado, o quizás echado por tierra, la posibilidad de inclinar la balanza en favor de los aliados, en la segunda guerra mundial.
En la vida cotidiana de nosotros los cristianos, muchas veces nos encontramos frente a días culmines. A días de decisiones importantes. Donde nuestra fe y determinación serán puestas a prueba.
Escuchaba a un amigo, decir los otros días, Cristo es el fundamento, pero quienes edificamos somos nosotros. No edifica Cristo, él es el fundamento, la obra y los materiales los definimos nosotros.
A medida que avanzamos en este camino al lado del Señor, nos damos cuenta que cada desicion, cada respuesta que damos, cada tarea que realizamos, cada abordaje de distintas situaciones y problemáticas, tiene suma importancia a la hora de obtener un resultado satisfactorio. Y como sucedió en la invasión a Normandía, también dependemos de otros para llevarla a cabo, y de la misma manera su éxito determina o mínimamente condiciona el éxito nuestro.
Entonces, adónde quiero ir?
Bueno, déjame decirte que trabajamos en cuerpo, cuando miro solo hacia mí mismo, me estoy engañando, cuando la mirada se posiciona solamente en mí, empiezo un boicot contra el cuerpo. Muchas veces nos han enseñado, que debemos poner en orden nuestra vida, y es verdad, pero, eso es sólo una parte, lamentablemente nos hemos quedado solo en eso. Una vez que ya ordene todo en mi, empiezo a relajarme, considero que todo está realizado, pero este es solo el comienzo de mi tarea en Cristo.
Por otro lado, el concepto equivocado de cuerpo, puede acarrear problemas de la misma manera. Creer que todos tienen que esforzarse por ayudarme mientras la pasividad e inactividad es una dinámica en mi vida, dará como resultado problemas mayores. Un cuerpo sano, trabaja como una sola estructura, no "arrastra" partes del cuerpo que no quieren moverse.
Te repito somos cuerpo. No puedo, no ser parte. No puedo, no sentirme afectado por lo que pasa a mi alrededor, necesito estar bien, pero también necesito que vos estés bien. Que tu convicción y mi convicción, estén fundamentadas en Cristo, en fin, tener una misma visión.
El apóstol Pedro decía estas palabras:
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
1 Pedro 3:8-12
Cada cosa que hago, edifica al cuerpo? Cada tarea, palabra, diálogo o pensamiento, lo edifica? Si tú respuesta sincera en alguno de estos casos, es no, entonces en el momento de ser probada, será, infructuosa. Pero peor aun, afecta a quienes estan a tu alrededor, es decir, al Cuerpo de Cristo, que no son más, que tu casa, amigos, hermanos y compañeros.
Edifiquemos de manera correcta, con materiales correctos.
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
1 Corintios 3:11-15
Comentarios
Publicar un comentario