"En boca cerrada..."
“En boca cerrada…”
En este tiempo Dios nos ha ido guiando a revisar
nuestras palabras. A comprender el poder de las declaraciones y el peso que
estas tienen para nuestra vida, más allá que muchas veces en ambientes donde
somos motivados o bajo palabras recibidas, no vamos delante del Señor a un
tiempo para pesarlas y salimos a contar
aquello que recibimos, y cometemos la imprudencia de proclamarlo, Y nos afecta, porque lo que declaramos tiene
peso en lo espiritual, no sólo sobre lo natural, porque, el no poder
respaldarlas en los hechos, produce en nosotros una frustración, y va más allá
de los comentarios de la gente o en que pensarán los demás de mi. Sino, que
mucho más profundo, que se genera en lo espiritual, que no es sólo un
sentimiento de angustia almática por el contrario es un peso de separación.
A que quiero ir, me despierto esta mañana con una
palabra (parece que el Señor en este tiempo me habla en monosílabos, pero eso
me lleva a buscar respuesta), "demanda" y me lleva a una palabra en
Deuteronomio que dice:
Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en
pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado
en ti. Más cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado.
Deuteronomio 23:21-22
"Voto" del original "nadar"
significa - promesa, hacer o dar algo a Dios, prometer-
Que dice entonces... Cada promesa que llevo a Dios
(porque convengamos que cada cosa que declaró esta el Padre de por medio) es
tomada por Él y el no sostenerla manifiesta una injusticia de mi parte. Y
delante de un Dios justo se me va a contar como pecado, y el pecado como ya
sabemos trae muerte, separación. Y es esa sensación en lo espiritual de estar
apartado, separado de Dios cuando no puedo sostener aquello que prometí delante
de El. Todo lo que suelto con mi boca luego trae una medida, y si lo que hago
no está a la medida de lo que suelto o prometo viene la frustración, el enojo. Toda
revelación que suelto en palabra sin antes poder hacerla carne en mí cae como
semilla en el asfalto y es imposible que de fruto.
Solución... Arrepintámonos del pecado de palabras y
promesas soltadas, que no pudimos o podemos sostener y levantemos las mismas.
Midamos nuestras declaraciones. Como dice el vers. 22 si me abstengo de
prometer no se me puede tomar por pecado. Pero si lo prometo, tendré que saber
que si viene de Dios me dará las fuerzas para sostenerla, y deberé dejar la
queja y el lamento de lado, ya que eso es falta de fe en la palabra que he
creído. Meditemos, pensemos antes de hablar. Seamos sabios y nos apresuremos a soltar
palabras que pueden contraproducentes para nuestras vidas… recordemos que el
diablo anda cómo león rugiente buscando a quién devorar, en otras palabras el
enemigo está atento esperando el momento que nosotros le demos una legalidad
algo de que agarrarse para “devorarnos" y sí! Puede ser con un simple
comentario o una simple opinión. Midamos las palabras!!!
Entremos a una profundidad mayor!!!
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